Acabo de terminar de leer este libro de un psicólogo y neurólogo, en el cual explica cómo llega a definir la logoterapia como su metodología para el tratamiento de enfermedades psicológicas. Frankl comparte la sabiduría de Nietzsche cuando señala: «Quien tiene un porque para vivir, puede soportar casi cualquier como». Frankl había vivido en un campo de concentración de Auschwitz y había sufrido los traumas de una de las experiencias de sufrimiento límite al que puede llegar una persona, situación en la que al parecer la pronta muerte sería una mejor solución. El sentido que el hombre le da a la vida, a su acción es lo que motiva a enfrentar las situaciones más complejas a las que se pueda enfrentar. Este sentido que nos impulsa no es necesariamente un estado de paz y seguridad ideales, sino «una experiencia de tensión entre lo que he logrado y lo que todavía no se ha conseguido… Es importante que el hombre se desafíe a sí mismo a que cumpla su sentido potencial». De esta forma Victor Frankl define que lo que el hombre necesita es conocer lo que la vida necesita de sí y entregarse totalmente a una meta que valga la vida; las hora de esfuerzo, trabajo, desgaste, exigencia, dedicación, concetración a la que nos vemos expuestos día a día.
Creo que el origen de todo es el amor, razón por la que vivo, por la que me comprometo por los demás, por la que busco salir adelante a través de los estudios y el trabajo, por la que me sacrifico, por la que encuentro un sentido. Hay una comprensión de toda la realidad muy rica detrás de esta palabra, que puede transformar la realidad y ser eficaz en la generación de dinámicas de vida más saludables. Esto creo que es Universal, aplicable a todas las realidades humanas. Desconozco muchas de ellas ciertamente, pero apuesto por el anhelo del hombre de encontrar sentido a su vida.
Finalment me llamó mucho la atención la historia del Dr. J «asesino de masas de Steinhof» de quien Frankl consideraba una de las pocas personas a quien podría describir de diabólico. Pues, se topa con la sorpresa de que este mal hombre, en sus años de reclusión en Lubianca, se había convertido en el soporte moral y emocional de un paciente que le estaba terminando de contar la historia de este hombre malévolo a quien recordaba. Frente a ello Victor Frankl exclama»¡Cómo predecir la conducta del hombre! se puede predecir la conducta de un autómata; más aún, se puede incluso intentar predecir los mecanismos de la psiqué humana; pero el hombre el algo más que psiqué.
Hay mucha riqueza en este autor que rescatar y aprovechar. Implicará hacer el esfuerzo de preguntarnos por el sentido de lo que hacemos, tener la claridad para pensar en ello, la capacidad de flexibilidad para mutar, y la voluntad para llevar acabo nuestro proyecto de vida.